Escudo de Torreón

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lunes, noviembre 23, 2015

1864: Wallace y Juárez en La Laguna






Como mencionaba la semana pasada, el general norteamericano Lewis Wallace —enviado por el general Grant— estuvo en 1864 en la Comarca Lagunera para entrevistarse con el presidente Benito Juárez. Aquí, en La Laguna, se decidió el futuro de México mediante el apoyo norteamericano para la expulsión de los invasores franceses y la caída del Segundo Imperio. 

Años después, y a raíz de su estancia en la Comarca Lagunera, Wallace escribió su “Cacería de búfalos en el norte de México”. Lewis Wallace nació en Brookville, Indiana, en 1827, y murió en 1905. Fue abogado, militar, escritor, político y diplomático. Peleó en la guerra de 1846-1847 contra México y en la guerra civil. Con el rango de general, sirvió a su país como embajador en Turquía y gobernador del territorio de Nuevo México. 

Su primer libro, una novela sobre la conquista de México, se llamó El Dios justo (1873). Obras suyas fueron también la novela mundialmente conocida “Ben-Hur, una historia de Cristo” (1880), que fue llevada a la pantalla y ahora es un clásico del cine. También fueron obras suyas “La vida del general Benjamin Harrison” (1888), “La infancia de Cristo” (1889), “El príncipe de la India” (1893), “Los cortejos de Malkatoon” (poesías, 1898) y de manera póstuma “Lew Wallace: autobiografía” (1906). Por su obra resulta clara su preferencia por la narrativa de ficción, la narrativa biográfica, las memorias personales y la poesía.

La “Cacería de búfalos en el norte de México”, narración escrita bajo la forma de memorias de viaje, mantiene en secreto el año y la verdadera naturaleza de la misión, y su temática es sencilla: hacia 1865-66, Wallace —menciona en su texto— hace un recorrido en dirección a Chihuahua pasando por el camino de Monterrey, Saltillo, Parras, Álamo (Viesca) y Mapimí. Se hospeda en la Hacienda de Hornos, cuyo anterior propietario, Leonardo Zuloaga, ya había muerto. La súbita e inesperada aparición de un rebaño de bisontes o búfalos le proporciona esparcimiento a él, a sus amigos y a los rancheros que los acompañan.

Si Wallace le concede algún valor a los humildes laguneros, era porque se trataba de “republicanos independientes”, fieros, a los cuales ni los franceses pudieron domar”. En otro pasaje los llama “hombres valientes, sinceros, honestos, afectuosos”.

Wallace nos resulta mucho más relevante en cuanto militar y agente de penetración yanqui. En 1864, durante la guerra civil norteamericana, Wallace fue enviado a México en misión secreta. Tendría que averiguar si eran verdaderos los reportes que señalaban que los confederados tratarían de continuar su guerra desde México. Wallace también contactaría a Benito Juárez, quien luchaba contra el imperio de Maximiliano y los intereses franceses en un México militarmente ocupado y dividido. Wallace le vendería armas a Juárez para que éste continuara la lucha.

Algunos autores estadounidenses consideran que la misión de Wallace fue una de las manifestaciones más flagrantes y decisivas de la llamada Doctrina Monroe. A. W. Barber (compilador) publicó en 1914 un libro cuyo título, traducido del inglés, es el siguiente: “La benévola incursión del general Wallace. Cómo México fue salvado en 1864, la Doctrina Monroe en acción. De cómo Wallace —por órdenes del general Grant— se internó en México para ayudar a Juárez contra Luis Napoleón en 1864”.

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