Escudo de Torreón

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viernes, octubre 25, 2013

Por ahí iba la cosa




En mi artículo del viernes 15 de marzo de este año 2013, apenas a 48 horas de la elección del nuevo papa, Francisco, escribía yo: 

“Desde el pasado miércoles 13 de marzo, la cristiandad católica cuenta con un nuevo papa. La inesperada renuncia del anterior pontífice, Benedicto XVI, obligó al colegio de cardenales a celebrar un cónclave para elegir sucesor. Éste resultó ser el cardenal-arzobispo de Buenos Aires, el jesuita Jorge Mario Bergoglio. Eligió llevar el nombre de Francisco durante su pontificado.

Este Cronista considera que el nuevo papa tomó el nombre de Francisco, porque siente el llamado personal a reconstruir la Iglesia Católica, tan dañada y desprestigiada actualmente ante la opinión pública. San Francisco de Asís tuvo el mismo llamado, sintió que Dios le pedía reconstruir la iglesia. Francisco pensó que se trataba de la iglesita de San Damiano, que se encontraba en ruinas. En realidad, Dios lo llamaba a darle nuevo impulso a la Iglesia Católica, a través de su obra y la de sus sucesores de la Orden Franciscana, obrando a favor de la paz y de la consecución del bien. 

Al simbolizarlo en el nombre del santo de Asís, creo que este nuevo papa, Francisco, (como ya lo mencioné) se ha comprometido a darle nueva vida e impulso a la Iglesia Católica”.

Las reformas a la Curia Romana, las auditorías al banco del Vaticano, los cambios del protocolo, las opiniones que ha expresado en torno a la homofobia, la intención de crear mujeres cardenales y entre muchos más aciertos, el reciente cese del obispo de Limburg, en Alemania, muestran que efectivamente, el papa Francisco, como Francisco de Asís, reconstruye la estructura, valores y actitudes del clero católico, para beneficio de todos los fieles. 



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