Escudo de Torreón

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viernes, marzo 05, 2010

La condena de las luchas libertarias




El 11 de octubre de 2007, y con motivo de la entonces próxima celebración del Bicentenario del “Grito de Dolores” de 1810, algunos legisladores del Congreso de la Unión pertenecientes al Partido Revolucionario Institucional y al Partido de la Revolución Democrática, solicitaron una proposición dirigida a la Secretaría de Relaciones Exteriores, para que ésta negociara con el Vaticano el “levantamiento de las excomuniones” contra Hidalgo, Morelos y los héroes de la independencia.

Por lo que se refiere al cuerpo de congresistas, refleja una gran ignorancia de la historia nacional, pensar que los presbíteros Miguel Hidalgo y José María Morelos seguían excomulgados. Ambos caudillos, antes de morir fusilados, hicieron las paces con el clero católico, el cual les levantó entonces la excomunión y los absolvió de todas sus culpas y censuras.

Inútil recurrir a los archivos del Vaticano, pues a los caudillos de la independencia, en la mentalidad de la época, se les consideraba reos de relativa poca monta. Estas excomuniones no ameritaban el envío al Vaticano, sobre todo si se levantaron poco después. Lo grave del caso de Hidalgo, radicaría en el hecho de haber asesinado a algunos sacerdotes. Su decreto de excomunión, firmado por el obispo de Valladolid (hoy Morelia) debe encontrarse físicamente en los archivos históricos de la catedral de dicha ciudad.

Ahora bien, si lo que los legisladores pretenden obtener es que se “limpie” el expediente de Hidalgo, y que se haga como si nunca hubiese existido la excomunión, eso ya es otro asunto. Sería un intento deliberado de borrar los hechos tal y como ocurrieron, para crear una historia oficial que se aparte de los acontecimientos reales.

Por otra parte, si el clero se deslinda de la auténtica historia de la independencia, lo hará por establecer y mantener una “entente cordiale” con la estructura política de México. Por supuesto que el clero persiguó a los insurgentes por el hecho mismo que querer hacer la independencia política de México. Basta con dar un vistazo al contenido del breve pontificio “Etsi Longíssimo” de enero de 1816, en el cual Pío VII condenaba las luchas libertarias de Hispanoamérica como obra del demonio.

“Mui Reverendos Arzobispos y reverendos obispos de las Yglesias metropolitanas y catedrales de [las] Américas, Yslas adyacentes, y de Filipinas. En veinte y seis de Febrero próximo pasado se remitió de mi Supremo Concejo de las Yndias una carta exhortatoria del autual Sumo Pontífice Pío VII, [su ten]or y el de su tradución es el siguiente:

A los venerables Arzobispos, y obispos, y a los queridos hijos del celro de la América sugeta al Rey católico de las Españas Pio VII papa = Venerables hermanos e hijos queridos, salud y nuestra apostólica bendición. Aunque inmensos espacios de tierras y de mares nos separan, bien conosida nos es vuestra piedad, y vuestro zelo en la práctica y predicación de la Santísima religión q[ue] profesamos. Y como sea uno de sus hermosos, y principales preceptos el q[ue] prescrive la sumisión a las autoridades superiores, no dudamos q[ue] en las conmociones de esos países q[ue] tan amargas han sido para n[ues]tro corazón, no habréis cesado de inspirar a vuestra grei, el justo y firme odio con q[ue] debe mirarlas. Sin embargo, por quanto hacemos en este mundo las veces del q[ue] es Dios de paz, y q[ue] al nacer para redimir al género humano de la tiranía de los demonios, quizo anunciarla a los hombres por medio de sus Ángeles, hemos creído propio de las apostólicas funciones q[ue] aun sin merecerlo nos competen el excitaros más y más con esta carta a no perdonar esfuerzos p[ar]a desarraigar y destruir completam[en]te la funesta zizaña de alvorotos, y sediciones que el hombre enemigo sembró en esos países. Fácilm[en]te lograréis tan santo objeto, si cada uno de vosotros demuestra a sus ovejas con todo el zelo q[ue] pueda los terribles y gravísimos perjuicios de la revelión ; si presenta las ilustres y singulares virtudes de n[ues]tro carísimo en Christo hijo Fernando, vuestro Rey católico, para quien nada hay más precioso q[ue] la Religión y la felicidad de sus vasallos; y finalm[en]te si les pone a la vista los sublimes e inmortales exemplos q[ue] han dado a la Europa los españoles, q[ue] despreciaron vidas y bienes para demostrar su imbencible adhesión a la fe, y su lealtad hacia el soberano. Procurad pues, venerables hermanos e hijos queridos, corresponder gustosos a n[ues]tras paternales exhortaciones y deseos, y recomendando con el mayor ahínco la fidelidad y obediencia debidas a Vuestro Monarca, haced el mayor servicio a los pueblos q[ue] están a vuestro cuidado; acrecentad el afecto q[ue] vuestro Soverano y nos os profesamos, y vuestros afanes y trabajos lograrán por último en el cielo la recompenza prometida por aquél q[ue] llama bienaventurados, e hijos de Dios, a los pacíficos. Entretanto, venerables hermanos e hijos queridos, asegurandoos el éxito más completo en tan ilustre y fructuoso empeño, os damos con el mayor amor n[ues]tra apostólica bendición. Dada en Roma, en S[an]ta María la Mayor, con el sello del Pescador, el día treinta de enero de mil ochocientos dies y seis, de n[ues]tro pontificado el décimosexto = Domingo Testa.

Vista la preinserta carta exhortatoria en el referido mi Consejo de las Yndias, con lo expuesto por [...] fiscal, he resuelto comunicarosla para q[ue] haciendo saber su contenido a los cavildos de vuestras respectivas Yglesias, y demás individuos del clero secular y regular, pongáis en práctica, como os lo ruego y encargo, lo q[ue] [...] y justificación de S.S. os encomienda, contribuyendo por quantos medios os dicte vuestra prudencia, [y s]e restablezca la devida obediencia y entera tranquilidad a esas Provincias. Fecha en palacio, a seis de abril de mil ochocientos diez y seis. Yo el Rey = Por mandado del Rey n[ues]tro S[eñ]or = Esteban Varea”. [Cordillera del año de 1817]”.

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