Escudo de Torreón

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miércoles, abril 11, 2007

Del nudo mixteco y del Museo Arocena

Es digna de encomio la previsión que han tenido los constructores que actualmente modifican el cruce vial conocido coloquialmente como “Nudo Mixteco” Como el lector sabe, soy el director del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad Iberoamericana Laguna, institución a la cual y desde la cual debo desplazarse diariamente.

Para ser sincero, pensé que a mi regreso de semana santa me iba a encontrar con un verdadero caos vial y problemas de embotellamiento vehicular. Sin embargo, las medidas tomadas para mantener el flujo normal del tráfico por la carretera que va a las universidades y a San Pedro de las Colonias, parecen haber sido las correctas. Si uno se dirige hacia la Universidad Iberoamericana Laguna, la salida es por la calzada abastos, toma un lateral del periférico y entronca con la carretera a San Pedro, sin cruzar jamás el periférico. La vuelta es semejante por su sencillez. Puesto que se dice que la obra va a tardar algo así como 14 meses, me alegro de que hayan planeado bien las cosas pensando en los usuarios de dichas vialidades.

Pasando a otro tema, y para enriquecer la semana de Pascua de los laguneros, el Museo Arocena ha montado la exposición “Los rostros de Cristo”, la cual consta de una serie de 17 representaciones coloniales sobre Jesús. Los aspectos estético y técnico son importantes, ya que finalmente se trata de obras que fueron producidas en un tiempo y un lugar dados, con cierto sentido del gusto, con cierta normatividad eclesiástica y bajo el influjo de determinada corriente artística y ciertas técnicas.

Pero no debemos olvidar que las obras de arte de carácter religioso, y más desde el Concilio de Trento, estaban destinadas a transmitirle a la feligresía determinados valores y contenidos ideológicos. Es decir, el arte era propagandístico y promovía la sumisión, la resignación, la obediencia al clero y al monarca. Como medios de comunicación, los objetos artísticos portaban o suscitaban mensajes de esta naturaleza. En pocas palabras, la apreciación de la obra de arte no es pura contemplación estética. Es antes que nada, un proceso de decodificación encaminado a comprender cómo se buscaba producir cierta reacción en los fieles, no de carácter estético, sino vital, en el ámbito de los valores, los significados y las ideas. Quien visite la exposición del Museo Arocena tomando en cuenta estos criterios, sin duda alguna obtendrá mucho fruto.

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