Escudo de Torreón

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jueves, diciembre 14, 2006

Burocracia sin espíritu de servicio

El día de hoy tuve la oportunidad de visitar como usuario una de las oficinas gubernamentales que prestan servicios al público en general. No quiero decir cuál de ellas fue, pero sí quiero comentar que cuando llegué era el único usuario que esperaba, y que aún así, los empleados tardaron una hora en darme el ingreso para atenderme. Mientras tanto, se acumularon las personas que necesitaban la atención de esta oficina y que no se explicaban qué asunto de tan capital importancia podía estar reteniendo a sus tres empleados, de los cuales una señorita parecía no hacer otra cosa que descansar y platicar animadamente con sus compañeros y con otra señora, su amiga a ojos vistas.

Cuando tuve la dicha de ser por fin atendido, el empleado me platicó en tono de confidencia que le habían caído gordas dos personas que estaban "agitando" a los usuarios que, frustrados, hacían cuentas de cuánto tiempo les iba a tomar ser atendidos. Confieso que salvo por la espera inusualmente larga, fui bien atendido. Pero la espera de aquellos que llegaron después de mí fue, sin duda, desesperante.

Los empleados de las oficinas municipales son el rostro del ayuntamiento de Torreón para todos los usuarios que acuden a ellas. Como director de un Archivo Histórico, es decir, de una oficina que presta servicios a cualquier persona que los solicite, entiendo la importancia de pensar siempre en el usuario, la importancia de la amabilidad, del buen trato, de la cortesía, y sobre todo, del entusiasmo que se le ponga al trabajo encomendado. Entiendo perfectamente que yo soy la cara de la Universidad Iberoamericana Laguna para aquellos que ocurren por algún servicio al Centro de Investigaciones Históricas.

Y al reflexionar sobre la propia experiencia me pregunto: ¿Será demasiado pedir a los servidores públicos de cualquier oficina gubernamental que entiendan que ellos son la cara del alcalde y del ayuntamiento de Torreón ante todos los ciudadanos? ¿Será demasiado pedir que entiendan que están para eso, es decir, para servir, y que su sueldo lo pagan los contribuyentes que acuden a solicitar su ayuda? ¿Es demasiado pedir que comprendan que los usuarios no son sus enemigos?

Después de todo, la eficiencia no consiste solamente en el uso de hardware y software de última generación. Los burócratas serán eficientes cuando piensen en resolver las peticiones y en ahorrar el tiempo de los usuarios que acuden a solicitar algún servicio. Serán eficientes cuando el usuario deje la oficina en cuestión con una sonrisa, complacido por la rapidez y el buen trato. Entonces el ciudadano común realmente creeráque tenemos un excelente gobierno.

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